Los ojos de África y del mundo están vueltos sobre esta conferencia. Ellos están esperando ansiosamente por su resultado. Algunos están rezando por su fracaso, otros están rezando por su éxito.
No hemos venido aquí a descubrir si todos queremos un África libre. Incluso los mayores enemigos de la unidad africana saben que la única cosa sobre la que no puede haber duda de que toda África habla con una voz sincera, es nuestro deseo ver un África completamente liberada de la dominación extranjera y del racialismo. Hemos venido aquí a descubrir que deberíamos hacer ahora para conseguir la liberación final de África.
No hemos venido aquí a descubrir si queremos la unidad africana. De nuevo, incluso nuestros enemigos saben que nosotros deseamos sinceramente la unidad. Ese es su miedo a las consecuencias de la completa unidad africana, lo que hace que ellos enfaticen nuestras diferencias y esperen - deseosamente - que estas diferencias hagan imposible que África se una. No, no hemos venido aquí a descubrir si deseamos la unidad. Hemos venido a descubrir nuestro común denominador en nuestro acercamiento a la unidad africana.
No me propongo molestarlos exponiendo por qué África debe ser libre y por qué África debe estar unida; por qué África debe unirse para lograr su libertad y liberarse para lograr su unidad. Su Majestad Imperial y aquellos de mis hermanos que han hablado antes que yo, han expuesto el caso mucho mejor de lo que yo puedo. Han incluso expuesto mejor el sufrimiento de nuestro pueblo, la sangre que nuestro pueblo ha derramado y está todavía derramando en las manos de sus opresores; ha sido muy bien expresado por los millones de nuestro pueblo que murieron en las redadas esclavistas organizadas en toda África por aquellas potencias cuyo prestigio se construyó sobre la humillación de África; lo siguen exponiendo aquellos monumentos de la gloria europea, americana y (digámoslo) asiática, que para nosotros son símbolos de humillación y opresión. Lo repito, no me he propuesto molestarlos con las razones por las que África debe ser libre, y por qué África debe estar unida. Vinimos aquí simplemente a descubrir nuestro común denominador, en nuestro acercamiento a la libertad y la unidad.
Debido a la buena fortuna que he tenido de hablar en último lugar, puedo decir honestamente que hemos descubierto este denominador común. En nuestro acercamiento a la liberación final de África, todos estamos de acuerdo sin una sola excepción en que el tiempo de más palabras ha terminado; que es el tiempo de la acción; el tiempo de permitir que nuestros compañeros luchen sin ayuda ha terminado; que desde ahora nuestros compañeros del África no independiente deben ser ayudados por el África independiente.
Para completar este cuadro de unanimidad, permítanme agregar la voz de Tanganika. Les pido que miren el mapa de África. Ustedes inmediatamente se darán cuenta por qué, en un sentido muy real y especial, nosotros en Tanganica, igual ciertamente que nuestros hermanos en el Congo, no podemos estar cómodos o complacidos con nuestra libertad mientras tanto nuestros vecinos del sur no sean libres.
En el presente, no por una mayor dedicación a la libertad de África, sino por nuestra proximidad al África no independiente, nosotros ya estamos haciendo una humilde contribución a la liberación de África del Sur, pero estamos dispuestos a hacer más. En particular, estamos preparados para apoyar la propuesta hecha por nuestro hermano, el Presidente Sékou Touré, de que el uno por ciento de nuestro presupuesto nacional debe ser guardado para el objetivo de la liberación del África no libre. Quiero asegurar a nuestro valiente hermano de Argelia, el hermano Ben Bella, que estamos preparados a morir un poco por la eliminación final de la humillación del colonialismo de la faz de África.
En nuestra búsqueda de un acercamiento común a la unidad, la forma en que Estados Unidos de América surgieron ha sido mencionada a menudo como un ejemplo que podemos seguir. Pero permítanme decir a este respecto que los Estados Unidos de América no surgieron por la firma de la Constitución americana. Ésta fue más bien la culminación de un esfuerzo común de trece países coloniales. La verdadera unidad fue forjada y sellada por la Declaración de Independencia y por una camaradería en armas para la consecución de esa independencia. No evitemos esa tarea que ahora tenemos por delante esperando a que África esté bajo un solo gobierno.
Pido a Su Majestad Imperial y a mis hermanos aquí reunidos que veamos colectivamente desde ahora la ocupación continuada de África por cualquier potencia extranjera con la misma gravedad y con la misma seriedad con la que cada uno de nosotros habría visto la ocupación por una potencia extranjera de una parte del país que tiene el privilegio y el honor de dirigir. No podemos seguir diciendo que Angola no es libre o Mozambique no es libre, etc., y que estamos ayudando a los angoleños o mozambiqueños a liberarse. Esas afirmaciones están escondiendo la verdad. La real y humillante verdad es que África no es libre; y por lo tanto es África la que debe tomar las medidas colectivas necesarias para liberar a África. Este es el claro y serio mensaje que debe ir desde aquí al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
En nuestro acercamiento a la unidad hemos también descubierto un denominador común. Todos hemos repetido nuestra dedicación a la consecución de una África plenamente unida. Pero todos hemos dicho, en efecto, que tal como la independencia de África ha sido un proceso, la unidad africana va a ser un proceso. No irá a ser un Dios el que traiga aparejado la unidad africana simplemente queriendo la unidad y diciendo "Que haya unidad". No está en la naturaleza de la acción humana que la voluntad y la realización deban ser simultáneas. Eso no está en nuestro poder, eso sólo está en el poder de los Dioses. En la acción humana, existe un progreso inevitable entre la voluntad de hacer y la realización de esa acción. Lo que se requiere es que inmediatamente después de la voluntad, el primer paso debe ser tomado - repito entonces que la unidad africana no puede venir por voluntad divina, "Que haya unidad". Y ninguno de nosotros está preparado, en nombre de la unidad, a invitar a un Napoleón para que venga a realizar esa unidad por conquista. Por lo tanto, sólo nos queda un método para provocar la unidad africana. Ese método es el método del libre acuerdo. Por eso al comienzo de este discurso dije que nuestra tarea es descubrir cómo lograr nuestra libertad en unidad y nuestra unidad en libertad. Esto significa que en cualquier punto determinado debemos descubrir nuestro más alto denominador común. Una vez descubierto ese máximo común denominador nuestro deber es tomarlo sin esperar hasta mañana.
Creo que aquí hemos llegado a un acuerdo para dar el paso inicial. Creo que se puede retomar alguna propuesta hecha por nuestro hermano el Presidente Senghor como un ejemplo de común denominador. Tomando las diversas propuestas ya realizadas, nuestros ministros de Asuntos Exteriores están elaborando ahora ese denominador común en la forma de una Carta.
Existirá alguien que diga que esta Carta no va lo bastante lejos o no es lo suficientemente revolucionaria. Puede que sea así. Pero qué es ir lo suficientemente lejos. Ningún buen albañil se quejaría de que su primer ladrillo no va lo suficientemente lejos. Sabe que un primer ladrillo irá tan lejos como pueda ir y no irá más lejos. Irá poniendo ladrillo tras ladrillo antes de que el edificio esté completo.
¿Y qué es ser revolucionario? Un verdadero revolucionario no es un soñador irrealista. Un verdadero revolucionario es quien que analiza cualquier situación dada con objetividad científica y actúa en consecuencia. Ésto es lo que ha hecho esta conferencia. Examinar de forma realista qué es lo que tenemos en común en nuestro acercamiento de la unidad y luego actuar en consecuencia.
Los enemigos de África están ahora rezando. Están rezando por el fracaso de esta conferencia. Los pueblos de África también están rezando. Están rezando por el triunfo del PANAFRICANISMO SOBRE EL NACIONALISMO ESTRECHO Y EL REGIONALISMO. Ellos están rezando especialmente por el triunfo de una Carta Africana que lo abarque todo, por sobre Monrovia o Casablanca.
Es innecesario para mí profetizar que no se registrará en la historia que, "SI NO FUERA POR LA LA TERQUEDAD Y LA NO-COOPERACIÓN DE TANGANYIKA LA CONFERENCIA DE ADDIS ABABA HABRÍA SIDO UN ÉXITO". Nuestro lema nacional es "UHURU NA UMOJA" (LIBERTAD Y UNIDAD). Nuestro himno nacional es "Dios bendiga a África".
Por último, permítanme decir ésto:
Correspondemos a los buenos deseos y a las oraciones de los amigos de África, estén donde estén.
A los enemigos de África que querrán menospreciar el significado de esta conferencia diciendo que no ha logrado mucho, debemos enviarles este desafío. Que cuando las naciones del mundo se reúnan de nuevo en las Naciones Unidas, abordarán los problemas del mundo con el mismo espíritu de buena voluntad y cooperación que las naciones de África reunidas han
abordado sus problemas africanos aquí; la raza humana, al igual que el pueblo africano habrá dado un inmenso paso hacia la fraternidad universal."
Tomado de: "SPEECHES & STATEMENTS MADE AT THE FIRST ORGANIZATION OF AFRICAN UNITY (O.A.U) SUMMIT", en www.au.int
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