viernes, 31 de marzo de 2023

Discurso de Milton Obote, primer ministro de la República de Uganda, en la primera cumbre de la OUA, en Adís Abeba, mayo de 1963


Traducción: Ramiro de Altube

"El significado que atribuyo a esta Conferencia es que nos hemos reunido aquí para encontrar una base al respecto de cómo podemos promover las dos revoluciones que se están llevando a cabo al unísono en África. Se trata de la revuelta contra el gobierno y la dominación económica y social extranjera. También se trata del ascenso revolucionario que se esfuerza por dar a África un nuevo credo, una nueva certeza, un nuevo sentido de pertenencia que transforma las actitudes mentales y la orientación de nuestros pueblos y les da un estándar político, económico y social que garantice una vida mejor que la que tenemos hoy en cualquier lugar de África. Para mí, estos objetivos sólo pueden alcanzarse a través del esfuerzo continental y conjunto de todos nosotros. No parece existir desacuerdo en que debemos trabajar colectivamente para alcanzar estos objetivos.

Lo que me parece importante en este acuerdo es el quantum y la efectividad total del común esfuerzo que estamos dispuestos a poner en la tarea. Yo estoy a favor de hacer uso de un martillo pesado para dar una forma definida y significativa a las cosas que pretendemos hacer, asegurando así que nuestro propio pueblo y el mundo en general no tengan ninguna duda sobre nuestras intenciones. Es, por supuesto, muy alentador que la mera presencia de todos nosotros en esta ciudad y en este gran país es en sí misma una indicación de un paso más en el despertar continental y en el deseo de unidad de África. Ésto en sí es importante como un claro paso adelante, pero sostengo que debe ser respaldado con decisiones audaces y que no debemos dejar esta ciudad con una decisión que será interpretada por el mundo exterior y por nuestros pueblos como que nos hemos reunido aquí sólo para acordar reunirnos de nuevo. No digo que no tengamos que reunirnos de nuevo, sino que la base de nuestras futuras reuniones debe ser diferente a la actual.

Entiendo que nos hemos reunido en esta Conferencia para explorar aquellas áreas de acuerdo que formarán la base de nuestros futuros debates y guiarán nuestra acción de de tal forma que África sea capaz de proyectar su imagen como una unidad. No creo que esté más allá de nuestra capacidad y facultades establecer dicha base. Una vez que esta base sea establecida en esta Conferencia, nuestras futuras reuniones tendrán entonces el rol de enmarca lo que África debe decir y hacer tanto dentro del continente africano como en sus relaciones con otros países.

Digo todo esto con pleno conocimiento de nuestra historia y del efecto de esa historia en cada uno de nosotros. Hemos sido gobernados por otros pueblos, pero el período colonial en África, que comenzó con los exploradores de Europa Occidental está llegando rápidamente a su fin. El dominio directo de Occidente en el continente africano ha sobrevivido a sus funciones históricas y ahora perece en una fermentación causada por nuestra puja por la libertad y la independencia. Estamos ahora desarrollando nuevas ideas y nuevos movimientos. Estamos también desatando nuevas energías para dar expresión a lo que África es. El continente africano y sus pueblos buscan una nueva orientación. Nuestra principal dificultad radica en los vínculos que todavía tenemos con las potencias que destruyeron nuestra cultura y explotaron nuestros recursos humanos y materiales. No podemos escaparnos del hecho de que las economías de nuestros nuevos Estados son todavía dependientes de las potencias externas. Pero nuestros pueblos siguen siendo sensibles y orgullosos y esperan el día en que sus líderes les den plena libertad. En mi caso, la experiencia es sólo de unos pocos meses y, aparte de Etiopía y Liberia, ninguno de nosotros puede estimar este tipo de experiencia en términos de décadas.

Como una herencia de la era colonial, nuestro pueblo está atestado de enfermedades y golpeado por la pobreza y ésto lo que ha conducido a un círculo vicioso de malnutrición, enfermedad y baja productividad. La decisión de esta Conferencia de acordar reunirse de nuevo es una decisión que no libra una guerra continental contra los males que hemos heredado. Este es un problema común a todos nosotros y su solución nos convoca un esfuerzo conjunto y audaz a través de una maquinaria que debemos establecer, ciertamente no a través de la consulta, por más buena que pueda ser.

Existen también nuevos y ominosos síntomas del peligro que enfrentamos. A menos que seamos capaces de establecer una maquinaria central fuerte, la tendencia a alejarnos unos de otros y a formar agrupaciones contra nosotros mismos, crecerá. El crecimiento de esta tendencia ayudará a nuestros ex-colonizadores y a otras potencias deseosas de tener un punto de apoyo en África. Y cuando esto se haga realidad, toda la base de nuestra revuelta contra el control extranjero será destruida.

Nuestra revolución debe triunfar. Esta Conferencia tiene la tarea de sentar los fundamentos para su éxito. Sé que existen grandes dificultades que debemos superar para dar un paso audaz hacia adelante. Varios siglos de estrecho contacto con nuestros ex-colonizadores han dejado marcas profundas sobre nosotros. Incluso, en esta Conferencia, sólo podemos comunicarnos unos con otros con la ayuda de las lenguas de las antiguas potencias coloniales. Pero no podemos olvidar ni pasar por alto el hecho de que el trabajo y los productos de África siguen ocupando una parte decisiva en las economías nacionales de nuestros antiguos colonizadores y también el hecho de que aquellos países todavía dependen de las materias primas que obtienen de sus antiguas colonias y de los textiles, máquinas y bienes de consumo que siguen vendiendo a dichas ex-colonias. Lo que hemos de decidir en esta Conferencia es si nuestros modales e incluso nuestro temperamento continuarán dominados por nuestra larga asociación con nuestros ex-gobernantes. 

También tenemos que tener en cuenta al tomar esa decisión los problemas de pobreza e ignorancia de nuestros pueblos y el atraso de los problemas administrativos que individualmente parece que hemos aceptado como incapaces de solución sin ayuda externa. No digo que no haya necesidad de ayuda, ni tampoco digo que no debamos acoger ninguna asistencia, pero estoy convencido que cualquier asistencia que tiende a hacer que nos alejemos unos de otros va en contra de África y de los pueblos africanos. 

Soy de los que creen que esta Conferencia sería un fracaso si volviéramos a nuestras capitales sólo con principios declarados y sólo habiendo divulgado, aunque elocuentemente, nuestras intenciones al respecto de la necesidad de la unidad africana. El tiempo de las palabras altisonantes, los eslóganes y los tópicos, y El tiempo de las palabras altisonantes, eslóganes y clichés y de las buenas intenciones, ha llegado a su fin; éste es el tiempo de las propuestas concretas y para la acción.

Abrazo la opinión de que, independientemente de lo bien que uno pueda sentirse como dueño de su propia casa, ha llegado el momento, de hecho casi con retraso, para que los Estados africanos independientes cedan parte de su soberanía en favor de un órgano central legislativo y ejecutivo africano con poderes específicos sobre aquellos temas en los que la acción y el control divididos serían indeseables. Me refiero a temas como como el establecimiento de un Mercado Común Africano, la planificación económica sobre una amplia base continental, la defensa colectiva, una política exterior común, un Banco de Desarrollo común y una Zona Monetaria común: la lista de ninguna manera es exhaustiva, y espero que la Conferencia aprobará el nombramiento de un Comité de expertos que la cuestión de una unión económica y política más estrecha entre los Estados africanos independientes y reporte a los Jefes de Estado en un período no superior a seis meses.

También considero que la cuestión del intercambio de estudiantes, tanto en el nivel secundario como en el universitario merece una mucho mayor consideración que la que se le ha dado hasta ahora. No necesito relatar los beneficios concretos e inestimables que devengaría para la causa de la unidad africana. Puedo mencionar la clara ventaja que los estudiantes francófonos de escuela secundaria obtendrían de un año de estudios en una escuela anglófona y viceversa. Tenemos que aprender la lengua y la forma de vida de otros y debemos captar a los futuros ciudadanos de África en la etapa más plástica e impresionable de sus vidas, y ésta es una manera fácil y corriente de hacerlo.

En ningún asunto ha estado África tan sólidamente unida como en la cuestión del apartheid y el colonialismo, y Uganda no se doblega ante nadie en su determinación de ver que el colonialismo en todas sus formas sea liquidado. Me atrevería a ofrecer Uganda como campo de entrenamiento para las fuerzas terrestres que son necesarias para las fuerzas de liberación que se necesitan en la lucha contra el colonialismo. Sugiero que Uganda es eminentemente adecuada para servir a los tres principales puntos conflictivos de Angola, Mozambique, Sudáfrica y, si la necesidad surgiera, Rodesia del Sur. Sugiero que para para hacer entrar en razón a los colonialistas las condenas vituperables han dejado de ser eficaces en la lucha contra el colonialismo del siglo XX en el contexto de la guerra fría. Sus bolsillos deben ser dañados por la imposición de la sanción económica de diferente objeto. Me atrevo a sugerir que si a la minoría blanca de Rodesia del Sur se le permite declararse independiente, los Estados africanos deberían contrarrestarlo rápidamente cortando las relaciones comerciales y de otro tipo con el Reino Unido y sus compañeros de viaje.

La principal fuerza motriz que motivó a nuestros ex-colonizadores en su aventura colonial fue el poder económico y político. La consideración predominante en su actual intento de mantener su influencia en África es todavía la misma.

Todos conocemos la humillación sufrida por nuestro pueblo bajo el dominio y la influencia extranjera. No ignoramos la batalla que todavía tenemos que pelear para liberar aquellas partes de África aún bajo la dominación e indignidad extranjeras. Sobre todo, aún tenemos la tarea de traducir la libertad política en nuestros Estados en libertad social y económica. Acuerdo que nos reuniremos de nuevo e incluso estableceremos Comités Consultivos de Ministros se quedarán cortos en esta gran tarea. Uganda apoyará la creación de una fuerte maquinaria política, económica y social para dirigir nuestro próximo esfuerzo para liberar a África, para dar a los pueblos africanos una seguridad continental y para dar a nuestro continente el orgullo y la dignidad que merece."

Tomado de: "SPEECHES & STATEMENTS MADE AT THE FIRST ORGANIZATION OF AFRICAN UNITY (O.A.U) SUMMIT", en www.au.int


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